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17 | 09 2021

Día del Profesor 2021

Estimados Colegas:
Hace exactamente un año nos encontrábamos redactando unas palabras para compartir con ustedes en el día del profesor, enseñando y gestionando la escuela «en pantuflas» desde nuestros hogares al decir de la pedagoga Inés Dussel. En ese momento, nuestra mayor añoranza y desafío tenía que ver con mantener la vinculación, imprescindible para que el proceso enseñanza-aprendizaje tenga lugar.
El regreso al edificio escolar, tanto bajo la bimodalidad como en la presencialidad plena nos devolvió ese tan ansiado encuentro con nuestros queridos estudiantes así como también entre colegas. Sin embargo, en términos de desafíos, estos se multiplicaron. La flexibilidad y el esfuerzo necesarios para planificar una y otra vez ante las constantes intermitencias provocadas por los aislamientos dictados por los protocolos marcan el ritmo de nuestro trabajo como equipo a lo largo de este año.
Si, según Freire, “enseñar es un acto de amor, por tanto, un acto de valor”, es un gran orgullo para nosotras ver a diario la entrega amorosa y valiente de todos ustedes en las múltiples conformaciones que tiene el “aula” en el contexto actual. El trabajo colectivo, la constante revisión de la planificación de acuerdo a una resignificación del tiempo y el rediseño de los momentos de encuentro son algunos de los componentes de la “enseñanza poderosa” de la que habla Mariana Maggio, la cual sin duda ustedes trabajan para construir a diario.
Nos es evidente que en estos tiempos la labor docente ha sido posicionada en una arena de pujas de poder mediático: entre una interpelación descarnada y una romántica revalorización. Nada que la cultura massmediática no haya realizado antes: caricaturizar o elevar a profesionales de la educación según sea la ocasión, aún en tiempos de pandemia.
Mientras tanto en las escuelas, los docentes enseñan y aprenden. Y han aprendido desde la necesidad más urgente y desde la curiosidad más genuina, aquella que “vale la pena practicar” diría Michael Foucault, “la [curiosidad] que permite movilizarse siempre asombrándose ante lo singular y lo extraño de lo que nos rodea – aquella que lleva a desprenderse de uno mismo y a poner en cuestión lo sabido.” Nada más singular y extraño que una pandemia en todas sus fases…
Así, desde la curiosidad y el compromiso, los docentes practicaron y practican la ubicuidad a través de plataformas de videoconferencia o en el nuevo contexto de “la presencialidad plena” y la terminología asociada. El docente conforma “una burbuja con sus estudiantes” y “burbujea” entre aulas, entre escuelas, entre su casa, sus trabajos y las escuelas de sus hijos e hijas… entre estados de aislamiento y liberación por dos horas, por dos días…hasta que se descarte el caso. Y aún así, ya sea como facilitadores del saber y como guardianes de la salud, los docentes enseñan. “Enseñar es más difícil que aprender porque enseñar significa dejar aprender.” asevera Heidegger. Por ello hoy celebramos su “dejar aprender” aquello que nos une en toda circunstancia.
Muchas gracias

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